Hay motivos para creer que el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, por parte de Estados Unidos, tendrá algún tipo de consecuencias en el precio del petróleo en los mercados emergentes, pero se estima que en el plano interno no causará un efecto inmediato hasta que el Gobierno argentino autorice una eventual suba de combustibles.
El precio del barril del crudo subió a un promedio del 4% en Europa ante la posibilidad de que se desate una nueva guerra en Medio Oriente, y los analistas temen que Arabia Saudita e Irak, así como otros países, puedan ser arrastrados a un conflicto.
Cualquier incidente grave en la región suele activar estos mecanismos, tal como ocurrió en septiembre pasado cuando aumentaron los precios del petróleo tras los ataques contra dos instalaciones petroleras de Arabia Saudita, país que redujo a la mitad su producción de crudo.
Pero el hecho de que el ataque afecte a Irán, uno de los mayores productores de petróleo mundial, incrementó la cotización del crudo tipo Brent (que se toma para fijar la cotización en la Argentina), a 68,17 dólares en Londres, un 2,9% más que el cierre del jueves.
“Lo bueno del petróleo a nivel internacional es que sube y baja al compás de los eventos que pasan en la geopolítica. Pero cuando se calme todo veremos cómo se acomoda”, dijo a Télam el economista Sebastián Maril.
Sin embargo, el analista internacional señaló que “internamente, si sube mucho, no va a pasar nada hasta que el gobierno argentino autorice la suba”.
El asesinato de Soleimani ocurrió cinco días después de que el gobierno del presidente Alberto Fernández diera marcha atrás con un incremento del 5% que había sido propuesto por Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
El precio del crudo tiene un impacto directo sobre el valor de los combustibles, por lo que se aguarda una presión de las petroleras para incrementar sus precios.
Si bien el mercado está formalmente desregulado, YPF concentra más del 55% de las ventas y les marca el paso al resto de las empresas, quienes suelen no desmarcarse demasiado de la compañía controlada por el Estado Nacional, para no perder mercado.
Antecedentes históricos
Algunos analistas temen que el aumento de los precios del petróleo incida en las proyecciones de inversión en el yacimiento petrolífero de Vaca Muerta, en Neuquén.
“Los precios internos pueden aumentar. Pero no creo que tengan impacto. Vaca Muerta todavía está en desarrollo. Es un emprendimiento a mediano plazo, así que no va a influir”, dijo a Télam desde Nueva York el economista Walter Molano, director de la financiera BCP Securities.
El aumento de los precios internacionales del petróleo tienen algunos antecedentes en el país.
En 1973, durante las presidencias de Héctor Cámpora y Juan Domingo Perón, se hizo cargo del ministerio de Economía José Ber Gelbard, quien logró un acuerdo concertado entre empresarios y trabajadores, que luego se vio afectado por el aumento de los precios del petróleo como consecuencia de la Guerra de Yom Kippur.
La crisis se inició el 16 de octubre de 1973, cuando la Organización de Países Árabes Exportadores de Petroleo decidió no exportar más crudo a los países que habían apoyado a Israel en ese conflicto bélico, denominada así por la celebración judía del Día de Perdón.
En esa contienda, Israel enfrentó a Siria y a Egipto, teniendo como aliados a EEUU y a varios países de Europa Occidental. El aumento de los precios tuvo un efecto inflacionario descomunal, conocido como “La crisis del petróleo”, que trajo aparejada la contracción económica de los países capitalistas. Su magnitud fue tal que se la considera como el hito histórico que marcó el final del “Estado de Bienestar”, un período de prosperidad económica y social que comenzó tras la II Guerra Mundial.
Provocaciones oficiales
La muerte de Soleimani es el peor incidente entre Washington e Irán luego de que Trump se retirara en mayo de 2018 del acuerdo nuclear firmado entre Teherán y seis potenciales mundiales y volviera a imponer sanciones económicas al gobierno iraní.
Todo empezó hace una semana con la muerte de un contratista civil de EEUU en la ciudad iraquí de Kirkuk, tras un ataque con cohetes de una milicia pro iraní.
El domingo pasado, en represalia, Washington lanzó un bombardeo que mató a 25 combatientes iraquíes del grupo Kataeb Hezbollah, en la frontera de Irak y Siria.
El asesinato de Soleimani fue reivindicado con exageración en Twitter por el presidente de EEUU, Donald Trump. El 2 de enero, casi a la medianoche, posteó una bandera de su país. Al día siguiente escribió: “Irán nunca ganó una guerra pero nunca perdió una negociación”. La oposición demócrata alerta que esto podría conducir a otra guerra en Medio Oriente. Otros analistas opinan que Trump busca una guerra para salvarse del juicio político promovido por la Cámara de Representantes, que ahora debe tratar el Senado. (Télam)